Sábado y domingo he estado cuidando con recelo enfermarme del corazón. Ni lo puedo creer. Yo, señorita impulso que no piensa en el dolor de mañana sino en la emoción del ahora. Pero así es. No voy a partirme el corazón otra vez, no, no y no. No me permitiré que mi felicidad cambie. Por nada ni nadie. Así que me encerré. No salí. Nada de fiesta ni euforias para no encontrarme(lo) con nadie, ni conocer a nadie ni nada de esas cosas. Me encerré de lo más de delicioso a hacer las cosas que menos me gustan: Cociné. Sí, aunque mi mamá no lo crea. Hice el aseo. ARREGLÉ MI CUARTO. Barrí, tendí la cama y lavé los platos. Además con sabrosura me devoré con pasión desmedida un libro. Escribí. Vi el último capitulo de mi serie favorita, no me bañé y sonreí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario