sábado, 17 de diciembre de 2011

DÍA 50: Aprender

Este solo fue un buen mal viernes. Rectifiqué que los impulsos del corazón lo hacen a uno torpe. Mis ganas de ese amor loco me hizo perder el que podría ser un buen amor. Cambié el impulso de querer dejar el corazón y la pasión en alguna parte, por algo que en el largo plazo me hubiera dado tranquilidad y lo que quiero. Ahí estoy pintada. Y obvio, me quedé sin la locura y sin la calma. Justicia divina. Que buena lección porque al fin de cuentas la vida terminó eligiendo lo que yo no era capaz; nada de locuras, Princesa, nada de locura.
Y como me quedé sin el pan y sin el queso, tuve vino, con mi amiga españoleta.

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