jueves, 29 de marzo de 2012

DÍA 130: And she´s back

La verdad es que yo a ella no la escogí. Fuimos al colegio juntas. En las tardes íbamos al club a bailar en las comparsas. Nos graduamos y fuimos las únicas que nos fuimos directamente a Bogotá, así que tocó. Yo no la escogí. La vida me la impuso. Como esos caprichos de ella -la vida- que son más acertados que los míos. Era mi más linda imposición. Porque la vida toma decisiones por uno, las mejores. Pero sí decidimos separarnos y entonces, me di cuenta que ella se había ido. Lejos de hecho. Y yo también me había ido. Estábamos separadas aun si llevábamos toda la vida caminando juntas. Aun si nos faltaba el resto de vida para seguir caminando juntas. Se había ido. Lejos. Y yo me había apartado aun más. Pero la vida se volvió a encaprichar y cuando había dejado de creer en la amistad eterna, volvió. Y ella regresó con la misma sonrisa de siempre. Con el mismo ánimo. Con la esperanza y el optimismo de mi y de nuestra amistad. Volvió a darme de la calma que le sobra y que a mi me falta. Volvió para demostrarme que nunca se había ido. Que nuestras historias aun tenían valor. Que nuestra complicidad y nuestro camino juntas nos hacían inseparables. Volvió, para demostrarme que me conoce más que cualquiera y por eso supo exactamente qué traerme de casa. Volvió, únicamente para dejar claro que efectivamente, aun nos falta el resto de vida para seguir caminando juntas, y que así será. Volvió sin yo escogerlo. Sin ella escogerlo. Volvió porque la vida sabe exactamente qué es lo mejor para cada quién. Y lo mejor para cada quien son amistades como la nuestra.

martes, 27 de marzo de 2012

DÍA 129: La GorditaSamaria

Es que pa´que pero la comida aquí es demasiado rica. A lo bien, estos españoles toman más cerveza que agua. Y por si fuera poco, uno pide una "caña" y le ponen una tapa gratis que a uno le toca comersela. En serio, yo me pongo nerviosa y solo se me antoja comer chocolates, bueno, no comer, atragantarme de chocolates. Como todo es nuevo, todo hay que probarlo. Así que a ese ritmo iba a tener que cambiarme el arroba de Twitter por GorditaSamaria. Así que decidí ayudarme y empecé a salir a caminar una horita diaria. Y la vida me cambió de color. Me voy a este parque, el Retiro, sigo derecho y llego a Cibeles y de vuelta paso por Atocha (donde fueron los atentados del 11M) y no me lo creo. Los lugares me estremecen, los miro y suspiro. Me quedo parada 5 segundos en cada uno y me digo "mierda, en serio estas aquí viviendo estos lugares tan increíbles, que jodida eres". Siento que estoy disfrutando más Madrid, que la conozco, que la saboreo, que la disfruto, que es mía y ella me hace suya. Son caminatas para el alma porque en ese momento trato de no pensar estupideces. Intento no hacerme vídeos. Me desenchufo parcialmente de todo. Huelo, miro, sonrío, toco y vivo Madrid. Y como bono, es posible que me aleje de la GorditaSamaria.

domingo, 25 de marzo de 2012

DÍAS 126, 127 y 128: No quiero lunes, no quiero lunes, no quiero lunes...

Cada vez amo más los fines de semana. Y cada vez odio más los lunes. Es proporcional. Así no haga nada, como el viernes. Que decidimos quedarnos viendo películas y comiendo mucha, mucha, demasiada pizza. Amo el viernes y amo el plan. O, así salga de fiesta como el sábado hasta las seis de la mañana. Amo el sábado y me fascina la rumba. O así pase un domingo divino en Avila. Demasiado divino diría. Ya no me gusta tanto el domingo aun si es el plan más ideal. Lo que pasa es que entre más encantador es el fin de semana, más duro me agarra el bendito lunes. Obvio porque me encantaría eternizar esos tres días de desconexión. Me jode el lunes, obvio porque definitivamente quiero vivir en fines de semana. Sí, si, así debería ser mi vida.

jueves, 22 de marzo de 2012

DÍA 125: Haciendo un domingo, un jueves

Algo le pasaba hoy a mi corazón. Y no sé qué es. Pero había algo gris. Así que hicimos el mejor plan de domingo que jamas un jueves pueda pedir. Hubo una película reconfortante para el alma. Hubo Nutella nutritiva para el corazón. Hubo postre para el alimento del ánimo. Y lo más importante; hubo una amiga. Una buena amiga a la que supuestamente fui a cuidarle el resfriado. Lo que no sabe es que ella me curaba -lo que fuera que tenía- mi corazón.

miércoles, 21 de marzo de 2012

DÍA 124: soy consentida de la vida y sí me las doy

Suelo querer las cosas con tanto ánimo y tanta pasión que la vida se conmueve y me las da. Desde que llegué a Madrid vi que estaba el musical del Rey Leon. Y quise con todo mi corazón ir. Pero nada, las boletas por siempre agotadas. Que todo el mundo ya había ido. O que nadie quería ir. O que habría entradas hasta septiembre. Así que cada vez que pasaba por Gran Vía miraba el teatro y decía que queria ir. En voz alta, con fuerza y convencimiento, ya saben, para que a la vida no se le olvidara que realmente quería verlo. Y no, no se le olvida. La tragedia ajena favorece a otros, a veces. Mi dominicana favorita, había comprado hacia meses las boletas para ir con su novio. Y terminaron dos semanas antes del musical. Tragedia absoluta. Lágrimas. Maldito perro sarnoso, sucio. Despecho. Licor. Salud por todos los hijos de puta. "Red quiereme" y yo, queriendola. Un día me miró, de la nada y me dijo; "tengo boletas para el Rey Leon, iba a ir con él, ¿me acompañas?" y así, la vida me complacía otra vez. En sus tiempos. Cuando menos lo pensé. Con la mejor compañía que más me convenía. Así que vi la puesta en escena más impresionante que jamas haya visto. Disfraces alucinantes. Personajes alegres. Movimientos que lo involucraban a uno en el musical. Chistes. Amor. Colores. Me sentí en Africa. Me sentí llena de vida. Feliz. Y definitivamente muy, pero muy, o sea, demasiado consentida de la vida.

martes, 20 de marzo de 2012

DÍA 123: entre nieve y sol con las de mi corazón

Era un fin de semana largo. Tenía visita. Estaba haciendo un buen tiempo. Tenía un par de fines de semana sin salir de Madrid. Así que había que aprovechar. Y aprovechamos. Nos fuimos cuatro lindas colombianas al compás de nuestras risas a conocer el Escorial. Y vimos con el sol bien puesto, la alegría por todas partes y las ganas de conocer, la tumba de Franco. Nos dejamos seducir por el Valle de los Caídos. Nos pusimos el Monasterio de ruana. Nos vimos tragando todo lo que se aparecía. Nos descubrimos titiritando de frío con nuestra ropa primaveral mientras nevaba. Nos disfrutamos tomandonos fotos, haciendo chistes, cantando y chismeamos. Nos dejamos llevar por la agresividad y peleamos con el del bus que no nos dejaba echar la silla para atrás para parecer en una cama. Atrevido. Sentimos como se goza la vida como venga, donde sea y con el clima que sea. Pero lo más importante, entendimos que todo es más divertido cuando uno está con las que tienen un lugar reservado en nuestro corazón.

domingo, 18 de marzo de 2012

DíA 121 y 122: Alegrías

Cuando viví en Buenos Aires los últimos seis meses, ellas fueron mis alegrías. Desde entonces los días que pasábamos juntas eran uno cada año. Sustanciosos pero pocos. Muy pocos. Pero llegaron con sus maletas a rectificar que todo tiempo pasado NO fue mejor. Y que lo que uno construye con fuertes bases no lo tumba ni el tiempo ni la distancia. Así que vinieron y caminamos. Les mostré mi ciudad por convicción. Nos reímos más que los viejos tiempos. Nos pusimos más que al día. Seguimos caminando y seguimos riendo, sin parar. Suspiro con el alma porque vinieron, exclusivamente a recordarme que aún siguen siendo parte de mis alegrías.

viernes, 16 de marzo de 2012

DÍA 120: holgazaneando

Si no es estudiando, es viajando. Si no es viajando, es rumbeando, obvio. Si no es rumbeando es escribiendo. Sino es escribiendo es haciendo de ama de casa y así hasta nunca descansar. Siempre de afán. Afán para acostarme temoprano y descansar. Afan por levatarme y llegar. Afán por terminar los trabajos y sonreír. Afán por lo que sea, pero siempre a mil, siempre de afán. Y por algún motivo divino me dieron unos días de descanso. O sea, si a mi. Increíble. Y nada. Los he sabido utilizar. No estudié. No viajé. No rumbié. No escribí. ¡DESCANSE! tanto así que aunque valió la pena, ya no quiero descansar más.

jueves, 15 de marzo de 2012

DÍA 119: Unidas jamas vencidas

Yo no tengo nada en contra de los tipos, ni más faltaba. Porque es que a mi me han querido y con locura. Me han sabido tratar en la calle y en la cama. Y cómo odiarlos si eventualmente me querrán sin limite otra vez y me volverán a saber tratar en la calle y mejor en la cama, ¿CIERTO?. Sin embargo somos una mano de solteras que en vista de la escasez de hombres, nos unimos. Nos unimos a pasarla bien. Nos juntamos unas despechadas, otras hastiadas de los tipos, otras con odio y nada, otras solteras eternas, como yo. Nos unimos para crear el Club Contra Tíos. Aunque no tengamos teniendo mil cosas en contra de ellos. Aunque se nos pase con una miradita. Con una sacada a bailar y con una invitación. Pero nos unimos. Solteras unidas. Y salimos de tapas y a ver un poco de sevillanas. Salimos a hablar de los pesares y las alegrías. De cómo lo queremos cuando llegue. O de cuánto daño nos hicieron. La verdad es que salimos y nos unimos sin ganas de separarnos a ponerle sabor a nuestras soledades que se hacen deliciosas cuando estamos juntas.

martes, 13 de marzo de 2012

DÍA 118: ¿Ni pa´escribir?

Así es la vida. Cuando la cosa empieza a ponerse buena, PUM, se acaba. Bueno, no, así es mi vida quiero decir. Si el chico empieza a ponerse chevere, se larga. Bueno sí, lo acepto. Solo pasa con los chicos y ahora con el master. Por fin pasé los cuatros y los cincos justo cuando se esta por terminar. Aunque tampoco es que se haya puesto tan buena, no llegué al diez ni al nueve que quería porque eso de niña juicio y perfección poco saqué. Y lo quería y me esforcé. Pero nada. ¿No se escribir? supongo que sí. A mi manera. O de pronto no a la manera de ellos. No lo sé. Lo que si es cierto es que me voy a quedar con la pataleta de ahogado de "hay gente que no le va bien en los estudios y les va muy bien profesionalmente". Es caprichoso y no convence, pero por hoy, a mi me sirve y me conviene y me alegran mis seisitos.

lunes, 12 de marzo de 2012

DÍA 117: Hay odios y el del lunes

Lunes, lunes, lunes. Día caprichoso. Día de su madre. Y es que es el día donde uno tiene que sentar cabeza. Que qué hice mal el fin de semana. Qué si vale la pena seguir por el camino del mal y la sabrosura o tomar medidas e irse por la vía de lo sensato e ideal. Qué cómo fui a hacer semejante estupidez. Qué cómo me enamoré de aquel idiota que ademas se da el lujo de no llamar el LUNES. Y es que los lunes todos deberían llamar y consentirme y decirme que soy lo más lindo que han conocido. Si, sí, así no me gusten. ¡Es que es lunes! y toca enfrentar a la realidad, a la jodida realidad. Que cumplir un horario así no haya podido descansar de tanta fiesta. Que a qué hora se me ocurrió hacer este master si es que a mi nunca me ha gustado estudiar. Mejor dibujo corazoncitos en clase para no pensar. Pero no se dibujar. Que empezar dieta. Que los ánimos están mermados. Que la gente camina y se mira sin ganas de nada. Que me gasté demasiada plata el fin de semana, ¿y ahora?. Que no debí. Que sí debí. Que hay que aprender. Que hay que desaprender. Ay no me jodas la vida lunes de mierda. Tanta realidad me agobia. Pero no la puedo apartar de mi, de mi mente, de mi vida, de mi alma responsable que quiere ser irresponsable. La vida es más difícil los lunes. Enserio: ¿hay algo más inevitable y jodido que los lunes?

viernes, 9 de marzo de 2012

DÍA 116: ahí estamos pintadas

No creo en el día de la mujer. Tampoco creo en la gente que dice "es que no he tenido tiempo". Ni mucho menos creo en que eso de que chicos, chicas, los hombres y las mujeres, las ciudadanas y ciudadanos, y todo ese invento tonto del lenguaje sexista me haga más mujer. No creo en el amor, pero eso no es novedad. Y tampoco a veces, creo en mí, que tampoco es nada nuevo. Pero era el día de la mujer. Y no había tenido tiempo de escribir. Y a la que me había dado esperanzas en el amor, le rompieron el corazón. Así que nos fuimos de vinos 5 chicas solas, de feministas, con la fe puesta en mi corazón sano. Nos fuimos a celebrar el tonto día de la mujer. Sacando tiempo que no tengo. Desesperanzadas todas del amor. A hacer lo único que hacemos las mujeres cuando nos reunimos; hablar de lo que odiamos a los hombres. De lo canallas que son. De lo impredecibles. De lo mentirosos. De lo incomprensibles. De lo malos y despiadados que son. De cuánto los odiamos. Y sobretodo, de cuánto, en medio de tantas quejas y reproches, queremos tener uno siempre a nuestro lado.

martes, 6 de marzo de 2012

DÍA 114 y 115: ¿Algún bonito?

¿Qué mejor forma de cerrar el fin de semana que viendo a mi Ikersito? Es que entre él y yo hay una energía especial. Tan especial que solo la siento yo. Y por eso debía ir a verlo. Para sentir las cosas bonitas que siento por él. No es mi pasión el fútbol, ya quisiera, sin embargo, la pasión que se vive en el estadio me llena de energías bonitas. Me recarga y me da emoción, me estremece el alma y me la enternece. Me deja con ganas de tener algo o alguien que me haga sentir así de bonito. ¿Así que qué mejor forma de cerrar el fin de semana que un cinco a cero ganando el Madrid? ¡Ja! todo un espectáculo para mí. Como toda la vida en general. El sábado cansada de comer mi súper comida de lunes a viernes había querido comer rico, así que comí rico; croquetas, montaditos, patatas bravas y todo eso que pronto me sabrá a cacho pero hoy me dan alegría de la bonita. Y luego, cine. Sí, ¡Cine! ¿puede ser más perfecto para mi? pues no. Sentarme a que alguien me entretenga y me haga sentir cosas bonitas mientras me olvido de tanta pendejada trascendental, no tiene precio. La vida sin duda me da todos los motivos para sentir bonito. Quererla bonito. Y yo la quiero bonito. Pero la verdad sea dicha; yo quiero un bonito a quien querer bonito. O alguna pendejada así.

lunes, 5 de marzo de 2012

DÍA 114: de nunca acabar

Juro que tengo días que son miles en uno solo. Que ir a lo de la visa y no lograr nada. Que ir lo de investigación y tampoco. Que salir a almorzar y pasarla delicioso. Que correr a donde una de mis mejores amigas que yo sentía que me necesitaba pero la verdad es que yo la necesitaba más a ella. Necesitaba con todo el corazón sentarme a oírla mientras las dos nos hacíamos las uñas. Y ahí el día se detuvo. Que sensación más humana. Ella. Yo. Su historia. Ahora era mía. Su dolor, ahora era mio. Sus palabras eran para mi y mis oídos para ella. Su tiempo se detuvo junto a mi. El tiempo que llevaba días buscando darle, se lo di arrebatadamente. Su pitauñas ahora, también era mío. Compartimos sin afán y con afán. Dejamos todo en nuestra manicura. Con los ojos empañados de vez en cuando. Con dolor en el pecho. Fuerza en el alma y sonrisas de las sinceras. Yo solo tenía ganas de eso; de nada. De verla y que fuera dueña del tiempo, del suyo, del mío y del del universo y así fue. Hablo lo que quiso. Cayo lo que le pareció lo mejor. Se quedo cuanto quiso y nos fuimos cuando ordenó. ¡Que gran momento! me sentí aliviada. El alma vino a mi cuerpo. Pero el mundo tenía que volver a moverse y empezó otra vez su cause y siguió dandome lora por ahí hasta las 7 de la mañana. Ya lo sé, días de nunca acabar. Que bonito.

jueves, 1 de marzo de 2012

DÍA 113: Aron

Mellamoaron, me dijo. ¿Te llamaron? respondí un poco torpe. Se volvió a mirarme mientras se sentaba junto a mi en el metro. Mellamoaron, repitió. ¿Qué te llamaron? ¿qué te dijeron?. Ella me miró y me dijo, "que se llama Aron". Lo sentí en el alma y lo miré con una sonrisa de esas que sé hacer bien para que cuando todo esta mal, todo vaya bien y le pregunté que cómo estaba. Él, ya sentado me miró por primera vez fijamente. Tenía los ojos grandes y con un marrón que quería ser miel. Y hablamos. Y yo me fui a las nubes. No quería regresar. No quería que a alguno le tocara bajarse. Quería que el metro fuera cómplice. Desde que llegué a Madrid no había visto tanta dulzura en una voz ni había sentido tanta inocencia en un alma. Me contó que tenía una bicicleta azul que yo quise conocer. Y que se había disfrazado de pitufo y que yo me parecía a Pitufina. ¡No puede ser, era mi parada! ¿Cómo despedirme? Me lo quería llevar a mi casa. Me despedí y me miró confundido y optimista y sin darme tiempo de decir nada más. Me dijo "mañana aquí". Yo lo quise abrazar. Cuando me levanté, caminé y pisé la puerta de salida, Aron gritó, ¡¡CHAOOO!! yo voltee, le tiré un beso y le sonreí a él y a su mamá que le decía a su hijo de cuatro años que no había que gritar en los metros.