miércoles, 21 de marzo de 2012

DÍA 124: soy consentida de la vida y sí me las doy

Suelo querer las cosas con tanto ánimo y tanta pasión que la vida se conmueve y me las da. Desde que llegué a Madrid vi que estaba el musical del Rey Leon. Y quise con todo mi corazón ir. Pero nada, las boletas por siempre agotadas. Que todo el mundo ya había ido. O que nadie quería ir. O que habría entradas hasta septiembre. Así que cada vez que pasaba por Gran Vía miraba el teatro y decía que queria ir. En voz alta, con fuerza y convencimiento, ya saben, para que a la vida no se le olvidara que realmente quería verlo. Y no, no se le olvida. La tragedia ajena favorece a otros, a veces. Mi dominicana favorita, había comprado hacia meses las boletas para ir con su novio. Y terminaron dos semanas antes del musical. Tragedia absoluta. Lágrimas. Maldito perro sarnoso, sucio. Despecho. Licor. Salud por todos los hijos de puta. "Red quiereme" y yo, queriendola. Un día me miró, de la nada y me dijo; "tengo boletas para el Rey Leon, iba a ir con él, ¿me acompañas?" y así, la vida me complacía otra vez. En sus tiempos. Cuando menos lo pensé. Con la mejor compañía que más me convenía. Así que vi la puesta en escena más impresionante que jamas haya visto. Disfraces alucinantes. Personajes alegres. Movimientos que lo involucraban a uno en el musical. Chistes. Amor. Colores. Me sentí en Africa. Me sentí llena de vida. Feliz. Y definitivamente muy, pero muy, o sea, demasiado consentida de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario