jueves, 31 de mayo de 2012

DÍA 154: Amo San Sebastián


Todos mis viajes han sido especiales y San Sebastián obvio, no podía ser la excepción. Me dieron ganas de pasarme una temporada allí. Pasarme los días caminando en sus calles afrancesadas, comiendo la comida más espectacular que he probado hasta reventar y ser la próxima obesa del mundo. Me dieron ganas de quedarme haciendo topless en sus playas y hasta de comprar un perro para paserlo en sus paseos. Quise quedarme ahí y dos veces a la semana irme a Francia que queda a una hora para aprender francés. Me dieron ganas de quedarme y vivir en un clima que no es frio ni calor. En fin, hice todo un plan de vida surreal muy típico de mí proque me fascinó San Sebastián. Demasiado. Además, las tías que no son tías me pechicharon, me sacaron de mi vida de estudiante y me dieron un viaje de lujo, amor, historias apasionantes de sus épocas, mucho tinto de verano, y risas, muchas risas. ¿Y así quién no es feliz?

¡Amé con locura y pasión San Sebastián porque me hizo suspirar cada segundo que estuve allí!

martes, 29 de mayo de 2012

DÍA 153: Vamo´a agradecer

Cómo no pensar que tengo una vida cheveré. En mayo no había viajado y preciso me invitan al Norte de España. O sea. Siempre había oído que el norte era increíble y que me iba a encantar y siempre me pasa que por más que imagine los lugares, siempre resultan mejores cuando estoy en ellos. Me armé de valor y pedí tres días en la revista, sí, TRES. El viernes antes del viaje no fue un buen día en la revista. Nada bueno. Entonces lo necesita. Necesitaba pirarme. Y oronda y con mi sonrisota le dije que sí a la tía que no es mi tía. Que sí me iba con ella y sus amigas a hoteles antiguos con desayunos de lujo, a comer la mejor comida que he probado, a  pueblos pequeños y bonitos, a oirles los cuentos de cuando eran jóvenes, a tomar vino y tinto de verano con ellas, a perdernos en el carro alquilado, a tomarnos fotos, levantarnos temprano, oír español, francés, y euskera. A comer pinchos, tapas y a brindar porque la vida es bella. Esta clase de invitaciones son las que solo pasan un par de veces en la vida y por eso, como pájaro en vuelo la agarré. La agarro y la pongo cerquita de mi corazón y la agradezco. Agradezco cada sonrisa, cada gesto desinteresado, cada nueva comida, bebida, nuevo lugar, cada todo. Y por eso, creo que la vida es chevere conmigo. O ¿por qué más? en fin, no sé por qué sea, pero que porfi siga siendolo por siempre. 

Foto: Biarritz (Francia), Burgos y el Monasterio de San Millan de Uso (en su orden en la foto).

jueves, 24 de mayo de 2012

DÍA 152: Enumerando Nostalgias


Las 10 cosas de las que NO ME ARREPIENTO pero no debieron pasar
1. Tener miedo de mi misma.
 2. Haberme emborrachado demencialmente y terminar donde no debí terminar con él que no debí si quiera empezar.
3. No haber leído todo lo que he debido haber leído.
4. Perdonar a la que alguna vez se metió con el que en ese momento era EL CHICO que me robaba el alma.
5. Haber estado tan dañada y por eso haber dañado tanto a quién -precisamente- no debí dañar.
6. Dejar de ser yo, suponiendo que eso era amar, por alguien a quién no le gustaba mi derroche de espontaneidad.
7. Pelearme, varias veces, por largos periodos, con mi prima que es casi hermana, por estupideces que olvidamos en el camino y por orgullo prolongamos.
8. Haber esperado por más tiempo del necesario que se enamorara de mí -él, del que nunca me debí enamorar y siempre me reproché no poder enamóralo- y por eso haberme olvidado de mí.
9. Siempre comer más de lo que debo comer. 

10. No haber aprendido lo que NO tengo que hacer.

Y mi ñapa; no saber seguir lo que debo hacer y no lo que quiero hacer. Por ejemplo eran diez cosas y pues nada, tenía que meter una ñapa.

miércoles, 23 de mayo de 2012

DÍA 151: ¿CUATRO citas? CUATRO?


Las primeras citas lo que tienen de emocionante lo tienen de decisivas. Y por eso hace mucho no llegaba a la segunda. Porque o enseguida el tipo me repelaba y empezaba a portarme como una grosera de mierda o yo no le gustaba a él y desaparecía como ellos bien saben hacerlo. Así que de segundas citas, más bien poco para no decir que nada. Por eso cuando clasificamos (él conmigo y yo con él) a la segunda, para mí fue motivo de expectativas inquietantes. Y fue lindo y ha sido mejor. Para la tercera cita, hubo más mariposas o más bien águilas en el estómago y para la cuarta, mierda, ¿CUARTA? record. Logré cuatro citas ¡qué divertido y qué aterrador!. Aterrador porque me paniqueo y no estoy acostumbrada a estos sentires y ya olvidé cómo se controlan las expectativas y las fuckin expectativas me empiezan a controlar a mí. Y divertido porque milagrosamente el tipo me sigue pareciendo interesante como para tomarme el trabajo de ponerme bonita, sacar espacio en mi apretadísima agenda, debatir con las chicas que si será que le digo esto o lo otro y aparecer, además contenta de verlo, y darle un besito en la boca de saludo. Y lo disfruto y ese momento con él es de lo más de acogedor y me siento agustito. Pero luego, madre santa. Me embalo y empiezo a preguntarme ¿y entonces? ¿qué pensará? ¿le gustaré mucho o demasiado o normal? ¿cuáles serán sus intenciones? ¿me va a llamar hoy? ¿mañana? ¿clasificaremos para la quinta cinta? ¿y para la decima? ¿por qué solo me abrazó 7.3 veces y no 10.99? y así preguntas infinitas hasta que me dicen calma, relax. Y yo me pregunto si las mujeres se calman, se relajan y si disfrutan sin hacerse esas preguntas y sin querer señales más claras de que todo va bien. Y supongo que no, que las mujerse no nos calmamos. O por lo menos yo que sufro de afanes crónicos. Pero después me digo que he estado contenta y que eso es lo ÚNICO que importa y que desde la segunda cita todo ha sido ganancia. Que nunca voy a tener las respuestas a esas preguntas, que me lo tomaré como venga, que me relajaré aunque no lo logre, que sacaré paciencia de donde no la tengo y me daré cuenta que es mejor lento que algún mamarracho. Me digo que crea, sincera, rotunda y profundamente, que lo que será, será. Y que será lo que más me conviene y que me dedicaré a disfrutar el momento, solo eso. ¡Qué Grande! ¡Así debe ser!

Pero quiero tener mis respuestas hoy. Ok, ok, ok, intentaré dejar la locura. Pero las quiero ya. Okey, cierto que las estamos dejando. Pero ¿me va a llamar?. Vale, vale, calma. Disfruto el momento pero no puedo dejar de pensar en tres horas después. Cero stress él ha demostrado que está interesado. Y así el debate seguirá hasta que me vuelva loca...

jueves, 17 de mayo de 2012

DÍA 150: Hay gente que no nació para estudiar, yo.

Yo no sé, es más, yo no tengo ni idea a mí quién demonios me djio que siguiera estudiando. Claro, yo para dármelas de la estudiada, de la que todo lo puede, de la que se supera, de la que es capaz, de la que se traza metas y las cumple, de la que miles de cosas que a nadie le interesan más que a mi misma. Y la verdad es que en el fondo ni a mi, porque juro, prometo, que odio estudiar. Odio, odio, odio, mil odios. No soy dedicada. Ni juiciosa. Ni mucho menos aplicada. Me estreso. Quiero hacer las cosas bien y nunca lo logro. Me agobio. Es horrible. Tuve tan desagradables experiencias en la universidad que me dan miedo los examenes. Le tengo fobia a hacer trabajos. Y me desborono de a poquitos si hay que sutentar. Así que todo se me vino encima cuando me tocó hacer el Trabajo de Fin de Master. Siento todo lo apuesto a amor por él. Me sentí indefensa e insegura como en los viejos tiempos. Dejé de salir fines de semana. Tuve miedo. Pánico. El estres me dio ganas de vomitar, llorar, mareos.Y aunque finalmente lo entregué como se debía, de ahí a que este bien hay mucho. De ahí a no pensar en la sustentación que le sigue hay demasiado. Ay, no, yo para qué me metí en esto, Jesus. En serio, ¿a mí quién me dijo que debía seguir estudiando? Por favor, que la próxima vez que me las de de súper mujer, que alguien me detenga y no me deje volver a hacer esta locura, jamás.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Día 149: Ay San Antonio bendito!


No soy la más creyente. Sin embargo hay gente que para aliviarse de la soltería le reza a San Antonio. Lo bonito de este santo es que según la tradición alguien te lo tiene que regalar y más bonito aun, lo tienes que poner de cabeza. Yo no sé que tan efectivo sea este Señor. Pero desde que se lo regalaron a My person de España, la morena ha tenido exito. No ha logrado el novio, pero ha tenido buenos intentos. Así que en vista de ese éxito, ella me regaló mi San Antonito. Ella, con su buen corazón y con sus mejores intensiones supongo querrá que yo consiga novio. Qué jodida cosa, todos quieren que yo consiga novio. Incluso yo. Aunque al mismo tiempo nadie quiere que consiga uno, incluso yo. Porque y entonces, ¿de qué voy a escribir? ¿quién va a acompañar a la morena en las fiestas, en las tardes de domingo y en las desilusiones? ¿quién se va a quejar de la soltería? ¿qué gracia tendría Princesa Samaria con novio? ¿cómo voy a dejar de coquetear? ¿qué va a ser de la vida sin mi en tanta fiesta? ¿quién tendrá la vocería de las más de 20.000 mujeres que me siguen en Twitter? Yo no sé. Llevo tanto tiempo sola que en serio, en serio, no imagino mi vida con alguien al lado. Tendrá que darse en algún momento, pero ¿qué hay que hacer? ¿qué hay que decir? joder. Ni sé. Sin embargo tengo que aclarar que la noche que San Antonito cayó en mis manos, hubo tipos hasta para escoger. No sé si será por suerte o por sus súper poderes, o si porque yo tenía el optimismo de mi corazón puesto en otro lugar, o porque no quería a nadie más que al que no estaba. O no sé si sería la luna o la falda cortica.  La cosa es que hubo muchos y no quise ninguno. A ver San Antonio Bendito, yo veré dónde pones el ojo, porque ya no importa que sea bonito, pero que por lo menos se quede un buen ratico. 

domingo, 13 de mayo de 2012

DÍA 148: Película de terror: él me gusta


Ya no me acuerdo cuándo carajos fue la última vez que me tocó negociar qué ver. Siempre era yo con yo viendo mis series o películas románticas. O yo con mis amigas viendo más pelis románticas. O mi último él (que nunca fue del todo en serio) conmigo, por ahí hace dos años en la misma linea del romanticismo porque él me complacía y veía lo que yo prefería. Pero está vez el mundo se puso de cabeza y me dijo que no siempre era lo que a la doctora, aquí escribiendo, le gusta. Y me pareció raro, muy raro, pero ideal y divertido. Llegamos a un punto medio y vimos una de terror. Desde el inicio de escoger lo que íbamos a ver, para mi fue una aventura. ¿Cómo así, no vamos a ver una comedia romántica porque a mi me da la gana? no. De hecho tiramos un poco más a lo que a él le daba la gana. Y se sintió bien. La película nos tuvo en suspenso todo el tiempo. Él tuvo más miedo que yo. Se prestó para chistes después. Nos dio larga. Pedimos pizza. Hablamos poco mientras la vimos. Me abrazo un par de veces. Me gustó. La película, el abrazo y el plan. Me gustó porque al encontrarme escogiendo una película que no era romántica me di cuenta que ese tipo me gusta más de lo que me han gustado en el últimos par de años. 

martes, 8 de mayo de 2012

DÍA 147: Y olé

Algún amor, de esos fallidos, me llevó por primera vez a una corrida de toros. Él, el de los ojos esperanzadores, el que tenía que ser perfecto y lo parecía, él, al que sin querer dañé con toda la fuerza que se puede dañar a alguien. El de corta estarura y corazón inmenso. El mismo que me dejó sola para que aprendiera a las malas y aprendí y por eso me partió la vida en dos. Él, el que me llevaba a corridas como a una niña pequeña. Orgulloso de mi y de mi sonrisa me presentaba a uno y a otros y se sentaba a mi lado. A veces, cuando yo me dejaba, me agarraba la mano y me susurraba al oido las explicaciones de lo que sucedía. Me transmitía con su mirada enamorada, el amor y el deleite que sentía por los toros, y yo como buena aprendiz me dejé seducir por eso y me deleite y las amé. Así que desde antes de venir a Madrid me propuse ir a toros. A ver esto en una de las plazas más importantes del mundo, aun sabiendo que sin él no sería lo mismo. Y el universo como es un bacan conmigo, me cumplió mi deseo. Y fui. Y entonces, hizo sol despues de días lluviosos. Mi roomate, mi compañía, se hizo mi complice. Nuestras ubicaciones fueron justo en el lugar de la plaza donde estaban los espectadorse más exigentes que peleaban con rabia sincera en el alma y aplaudían más bien poco. Estabamos al lado de Luis y su esposa. Una pareja que no se pierden corrida alguna y coleccionan las entradas, al día tenían más del 7.000. Nos explicaban cada movimiento, cada toro, cada aplauzo, cada grito. Cerca estaba Lorenzo que gritaba y se enfurecia y se ponía feliz según el toro o el torero. Vimos también a un colombiano que vive en España durante la temporada taurina y luego se vuelve a nuestro país a la temporada de ahí, y así se pasa la vida. Fue demasiado emocionante para mí. Sentí ilusión y felicidad en el alma. Las Ventas es majestuosa y la gente respetable. Fui absolutamente feliz. Definitivamente feliz, aun si cada segundo que estuve ahí, pensé en él y en lo que quisiera que estuviera conmigo en ese momento puntual. En que debía estar tomandome de la mano y explicandome las mil cosas que hay que explicar. En lo que él significó para mí. En que estar sola ahí sin él, no es más que la rectificación de que aprendí todo lo que tenía que aprender -desde el gusto por los toros hasta saberme importante- y que había valido que me dejara sola en mi proceso aun si en aquel momento dolió como un berraco. Y olé.

domingo, 6 de mayo de 2012

DÍA 146: ALERTA ¡Me deje abrazar!

Las discusiones siempre se abrían y se extendían por horas. Que cómo así que no te gusta que te abracen. Que cómo así que si estas durmiendo con un tipo no quieres que este pegado a ti toda la noche. Que cómo así, cómo si no hay nada más rico que eso. Todas quieren que las abracen, toda la noche, todas las horas. Pero yo no. Y siempre era la misma discusión. Con las amigas de toda la vida. Con las nuevas. Con las del master o con las de las calles. Y yo las veía y me quedaba sorprendida de ellas y ellas me veían y se quedaban sorprendidas de mi anomalía. Y seguíamos discutiendo, por horas y yo explicaba que me gusta dormir, que mi espacio, que me ahogo, que me siento atrapada, que no me puedo mover tranquila, que qué angustia despertarlo o que qué mamera que me despierte cada que se mueve. Y así exponía todas mis excusas que por años he venido desarrollando para argumentar que no quiero que nadie me abrace mientras duermo. Pero esa noche descubrí despertándome cada tanto en la misma noche porque él se movía. O porque yo necesitaba voltearme. Me descubrí después de muchos, demasiados años, demasiadas discusiones sobre el tema, demasiados abrazos que no me dejé dar, buscándolo en la oscuridad para que me abrazara. Para que no me soltara. Para que me mostrara que estaba ahí. Que estaba conmigo y que al igual que yo sentía que la noche, no era una noche cualquiera y estaba siendo linda. Así que por primera noche desde que un exnovio que me abrazó mucho, todas las noches, de todos los días, de un par de años, se largó, me dejé abrazar. Luego de haberme puesto una coraza contra abrazos por ese amor que extrañé demasiadas noches seguidas y que por un tiempo hizo que sintiera que la cama se hacía inmensa y con dolor recurriera al abrazo de una almohada mientras me acostumbraba a sobrevivir a las noches sin abrazos. Por primera vez desde entonces, me descubrí dejándome abrazar. Sonriendo cuando me despertaba y me daba cuenta que efectivamente estaba ahí, abrazandome. A la mañana siguiente, me puse los tacones y me fui. Esta vez no caminaba derrotada, ni dandome golpes de pecho. Esta vez caminaba pensando que durante tanto tiempo no me había dejado abrazar porque realmente no quería que ninguno de los anteriores se quedaran o que ninguno de ellos me llenaran de razones para quedarme. No quería que ninguno de ellos me hicieran sentir bonito como para que me abrazaran y yo dudara si quiera el hecho de quedarme. O que tal vez, nunca me dejaba abrazar para no sentir bonito y luego, sabiendo que no iban a estar después, extrañarlos. La cosa es que mi barrera era tan inmensa que ninguno intentaba si quiera ponerme un brazo encima. No sé qué diablos pasó. Pero esto se puso peligroso. Esta vez, en la primera noche, me dejé abrazar. Sintiendo algo raro, muy raro, como si él quisiera quedarse. Y lo abracé. Como si dejándome abrazar y abrazandolo, le estuviera diciendo "quédate y haz lo que tengas que hacer, para que yo me quede, que esto se está sintiendo lindo.

viernes, 4 de mayo de 2012

DÍA 145: Campeones, campeones, oe oe oe

Ni si quiera me gusta el futbol, pero como a todos sí, no me iba a perder la fiesta. Ni sin culpa. Y menos mal que no me la perdí. Mientras veíamos cómo el Madrid finalmente ganaba la liga, todos cantaban, celebraban, bebian, se abrazaban y yo me conmovía y los quería por tener una pasión y tanto amor por un equipo de futbol. Así que yo también canté, celebré, bebí y abracé, para estar en sintonía, obvio. Ganó el Real Madrid y nos fuimos a Cibeles. Nunca pensé que la famosa plaza se fuera a poner tan increíble. Se vistió de blanco, de felicidad, de canciones y de amor. Uno de los días más especiales, dentro de tantos días especiales, que he tenido. Me gusta la gente feliz y ahí estaba toda, reunida, compartiendo felicidad y siendo feliz junto a mi. Un danés irreal que llevaba una toalla para "ir a fontana". Mi roomate cumpliendo el sueño de estar ahí. Un argentino chamuyero y coqueto. Una dominicana que me quiere, de verdad. Un panameño que se tenía que ir pero no podía. Una mujer que en mitad de la calle que se quitó la camisa para mostrar teta. Carros con banderas. Mares de gente. Camaras de televisión y yo, muy yo. Así que canté con el alma y la voz horrorosa que tengo, se me emocionó la vida y celebré más que cualquier ultra. Me sentí privilegiada y confirmé que lo soy. Este video no es más que un resumen de lo feliz que fui, de lo feliz que soy (estoy por el segundo 56)

miércoles, 2 de mayo de 2012

DÍA 144: Conocí unos ojos lindos

Como había que celebrar que el martes era festivo decidimos irnos a dar una de esas vuelticas que generalmente nos duran hasta las 4 o 7 de la mañana. No había que perder la costumbre, qué tal que nos perdieramos de algo o que el lugar de siempre no fuera el de siempre sin nosotras. Así que fuimos donde siempre. Y desde que llegué me fijé en un tipo de ojos bonitos, suéter y camisa de niño bueno y mocasines a la moda. Yo, tranquila y sin afán, me dediqué a bailar. De vez en cuando le echaba una miradita al de los ojitos tímidos para asegurarme que me miraba. Y cada vez me miraba más. La cosa es que yo no me le iba a acercar, ya superé esa etapa y los dejo a ellos hacer el trabajo sucio pero sabroso. Porque realmente quiero probarlos y que me demuestren valentía, cojones, interes y toda esas carajadas. Lo dejé. Sin dejarlo, claro. Y después de un tiempo el amigo que parecía de ochenta años, se nos acercó. El amigo hablaba por cien. Me comentó que estaba enamorado de una mujer de Florencia, Caqueta, un lugar en Colombia del que nadie jamas conoce a alguien. Y siguió hablando necedades que aunque parecían interesarme no me interesaban en lo más minimo. Aproveché un descuido del amigo joven que parecía de ochenta y por fin le hice un chiste al niño bueno de los ojos bonitos. Éste era más tímido de lo que pensé. Y aunque a mi no me gustan los tímidos, si me gustan porque me provocan ternura y ganas de abrazarlos y cuidarlos y adoptar yo el rol que no debo adoptar. La cosa es que hablamos. Me dijo que era sexy y que le gustaban mis ojos. Que era sexy, sí otra vez, y que la pasión latina le había llamado la atención desde que entré. Dijo también que cultivaba mariposas y que tenía un halcón que se llamaba Sinropa o algo así. Entre más hablaba más extraño me parecía el tipo de los ojos bonitos y la sonrisa conmovedora. Siguió diciendo que había estudiado educación física y que le gustaban mis tobillos. ¿MIS TOBILLOS? La verdad es que desde siempre me han gustado las cosas diferentes, hacer lo que la mayoría de la gente encuentra raro y vivir muy a mi locura. Entonces pensé que algo divertido podría haber en la rareza de esos ojos achinados e indescifrables. Me pidió el numero, obvio, supongo que para no usarlo, como siempre. Y nada, como hago parte de un clan de solteras furtivas que abusan de la soltería y tratan de dejarla a un lado, lo primero que nos preguntamos cuando hablamos después de un día de rumba es que quién ligo. Así que yo conté de mi chico misterioso a las que no estuvieron. Una de ellas río y con cara de sorpresa de las no gratas me preguntó que cómo no me acordaba de ese Fulano. Que ella ya lo había besado y que el tipo estaba un poco raro de la cabeza. Que a ella le había dicho que cultivaba no sé qué cosas, que era arquitecto y le escribía preguntandole que si no lo quería besar o que por qué no dormían juntos. Tenía el mismo amigo, con la misma chaqueta y los mismos comentarios absurdos y la misma cara ochentañera. Y claro, me acordé de ese día, del día que mi amiga se lo ligó. Y aunque no me acordaba de la cara del de los ojitos lindos, sí me acordaba que era bonito, bien bonito. Joder, ya tenemos que cambiar de lugar favorito, nos están tocando los mismos locos.