miércoles, 2 de mayo de 2012

DÍA 144: Conocí unos ojos lindos

Como había que celebrar que el martes era festivo decidimos irnos a dar una de esas vuelticas que generalmente nos duran hasta las 4 o 7 de la mañana. No había que perder la costumbre, qué tal que nos perdieramos de algo o que el lugar de siempre no fuera el de siempre sin nosotras. Así que fuimos donde siempre. Y desde que llegué me fijé en un tipo de ojos bonitos, suéter y camisa de niño bueno y mocasines a la moda. Yo, tranquila y sin afán, me dediqué a bailar. De vez en cuando le echaba una miradita al de los ojitos tímidos para asegurarme que me miraba. Y cada vez me miraba más. La cosa es que yo no me le iba a acercar, ya superé esa etapa y los dejo a ellos hacer el trabajo sucio pero sabroso. Porque realmente quiero probarlos y que me demuestren valentía, cojones, interes y toda esas carajadas. Lo dejé. Sin dejarlo, claro. Y después de un tiempo el amigo que parecía de ochenta años, se nos acercó. El amigo hablaba por cien. Me comentó que estaba enamorado de una mujer de Florencia, Caqueta, un lugar en Colombia del que nadie jamas conoce a alguien. Y siguió hablando necedades que aunque parecían interesarme no me interesaban en lo más minimo. Aproveché un descuido del amigo joven que parecía de ochenta y por fin le hice un chiste al niño bueno de los ojos bonitos. Éste era más tímido de lo que pensé. Y aunque a mi no me gustan los tímidos, si me gustan porque me provocan ternura y ganas de abrazarlos y cuidarlos y adoptar yo el rol que no debo adoptar. La cosa es que hablamos. Me dijo que era sexy y que le gustaban mis ojos. Que era sexy, sí otra vez, y que la pasión latina le había llamado la atención desde que entré. Dijo también que cultivaba mariposas y que tenía un halcón que se llamaba Sinropa o algo así. Entre más hablaba más extraño me parecía el tipo de los ojos bonitos y la sonrisa conmovedora. Siguió diciendo que había estudiado educación física y que le gustaban mis tobillos. ¿MIS TOBILLOS? La verdad es que desde siempre me han gustado las cosas diferentes, hacer lo que la mayoría de la gente encuentra raro y vivir muy a mi locura. Entonces pensé que algo divertido podría haber en la rareza de esos ojos achinados e indescifrables. Me pidió el numero, obvio, supongo que para no usarlo, como siempre. Y nada, como hago parte de un clan de solteras furtivas que abusan de la soltería y tratan de dejarla a un lado, lo primero que nos preguntamos cuando hablamos después de un día de rumba es que quién ligo. Así que yo conté de mi chico misterioso a las que no estuvieron. Una de ellas río y con cara de sorpresa de las no gratas me preguntó que cómo no me acordaba de ese Fulano. Que ella ya lo había besado y que el tipo estaba un poco raro de la cabeza. Que a ella le había dicho que cultivaba no sé qué cosas, que era arquitecto y le escribía preguntandole que si no lo quería besar o que por qué no dormían juntos. Tenía el mismo amigo, con la misma chaqueta y los mismos comentarios absurdos y la misma cara ochentañera. Y claro, me acordé de ese día, del día que mi amiga se lo ligó. Y aunque no me acordaba de la cara del de los ojitos lindos, sí me acordaba que era bonito, bien bonito. Joder, ya tenemos que cambiar de lugar favorito, nos están tocando los mismos locos.

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