Las primeras citas lo que tienen de emocionante lo tienen de
decisivas. Y por eso hace mucho no llegaba a la segunda. Porque o enseguida el
tipo me repelaba y empezaba a portarme como una grosera de mierda o yo no le
gustaba a él y desaparecía como ellos bien saben hacerlo. Así que de segundas
citas, más bien poco para no decir que nada. Por eso cuando clasificamos (él
conmigo y yo con él) a la segunda, para mí fue motivo de expectativas
inquietantes. Y fue lindo y ha sido mejor. Para la tercera cita, hubo más
mariposas o más bien águilas en el estómago y para la cuarta, mierda, ¿CUARTA? record. Logré
cuatro citas ¡qué divertido y qué aterrador!. Aterrador porque me paniqueo y no
estoy acostumbrada a estos sentires y ya olvidé cómo se controlan las expectativas y las fuckin expectativas me empiezan a controlar a mí.
Y divertido porque milagrosamente el tipo me sigue pareciendo interesante como
para tomarme el trabajo de ponerme bonita, sacar espacio en mi apretadísima
agenda, debatir con las chicas que si será que le digo esto o lo otro y
aparecer, además contenta de verlo, y darle un besito en la boca de saludo. Y
lo disfruto y ese momento con él es de lo más de acogedor y me siento agustito. Pero
luego, madre santa. Me embalo y empiezo a preguntarme ¿y entonces? ¿qué
pensará? ¿le gustaré mucho o demasiado o normal? ¿cuáles serán sus intenciones?
¿me va a llamar hoy? ¿mañana? ¿clasificaremos para la quinta cinta? ¿y para la
decima? ¿por qué solo me abrazó 7.3 veces y no 10.99? y así preguntas infinitas
hasta que me dicen calma, relax. Y yo me pregunto si las mujeres se calman, se relajan y si disfrutan
sin hacerse esas preguntas y sin querer señales más claras de que todo va bien.
Y supongo que no, que las mujerse no nos calmamos. O por lo menos yo que sufro de afanes crónicos. Pero después me digo que he estado contenta y que eso es lo ÚNICO que importa y
que desde la segunda cita todo ha sido ganancia. Que nunca voy a tener las
respuestas a esas preguntas, que me lo tomaré como venga, que me relajaré aunque
no lo logre, que sacaré paciencia de donde no la tengo y me daré cuenta que es
mejor lento que algún mamarracho. Me digo que crea, sincera,
rotunda y profundamente, que lo que será, será. Y que será lo que más me conviene y que me dedicaré a disfrutar el momento, solo eso. ¡Qué Grande! ¡Así debe ser!
Pero quiero tener mis
respuestas hoy. Ok, ok, ok, intentaré dejar la locura. Pero las quiero ya. Okey, cierto que las estamos dejando. Pero ¿me va a llamar?. Vale, vale, calma. Disfruto el momento pero no puedo dejar de pensar en tres horas después. Cero stress él ha demostrado que está interesado. Y así el debate seguirá hasta que me vuelva loca...
Me encanta!
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