Tenía muchas expectativas de Amsterdam. Muchas. Y me gustó si me gustó. La cosa es que fue muy rápido y muy fria. Hice lo que había que hacer. Vi lo que tenía que ver y me encantó la libertad que domina el ambiente. Pero debo aceptar que me dejó suspiros tristes. Me dieron ganas de tener un novio para comprar medio sexshop y hacerle desastre a mi regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario