lunes, 30 de abril de 2012

142: Día de belleza para coger fuerza



Aun dormida y con su tranquilidad característica me despertó porque nos teníamos que ir. “¿Pero, qué hora es?”, le pregunté. Con su calma de siempre me respondió que las once. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ONCE!!!!!!!!!!!!!!!, dije yo, “¡¡¿¿pero si nos acostamos a las 6 o 7 de la mañana!!??”. No le importó y me obligó a bañarme, porque yo no quería, obvio. Había que irnos a enfrentar un día que ni imaginábamos que sería tan perfecto. Llegamos al salón de belleza a entender que en ese momento cualquier mujer hubiera querido ser nosotras, hasta nosotras mismas. Me acostaron en una camilla y me hicieron la cera de la cabeza a los pies. Acto seguido un manicure y pedicura con colores primaverales para alegrarme las manos y los pies que desde que llegué a España los tenía tirados en el olvido. Silla masajeadora por si no era suficiente. Amigas y chistes en simultáneo. Y debo confesar lo mejor del plan: todo sin poner un peso. Ni unito.
Sí, un perfecto día de belleza. Pensé que la vida me estaba mandando un mensaje: “Ya sé que ha sido larga y dura la espera, esta es mi forma de compensarte. Toma fuerza para empezar de nuevo. Ponte linda, sonríe y siéntete segura de ti misma porque lo que sigue será mejor, tal vez igual de duro, pero mejor. Un abrazo, la vida”

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