Entrar a un lugar en donde las marcas y los diseñadores envían
sus vestidos para que sean lucidos en el evento más importante de una revista y poder elegir el que uno quiera entre
muchos, de diferentes colores, marcas, diseñadores y estilos, además de poder
escoger los zapatos perfectos y hasta la cartera, podría ser la ilusión de
cualquier mujer. Y nada, a mi me tocó porque por alguna razón divina a mi me
pasan cosas chéveres. Además, como si no fuera suficiente haber encontrado el vestido de
princess más perfecto que haya podido imaginar, me maquillaron y me peinaron.
¡Qué fuerte! el sueño de toda mujer. Así que muy princesa me fui a los Premios
Internacionales YO DONA. Y nada, hubo de todo. Los más famosos de España que yo
no reconocía. Comida deliciosa. Empresarios importantes que claramente tampoco
identificaba. Música. Tragos. Vestidos increíbles. Y lo mejor: la bonita
oportunidad de sentirme la princess más linda de España y acercarme
extracurricularmente a los de la revista. ¿Y así uno como no pone un alto en el
camino y dice, "wow, qué increíble es la vida conmigo" y suspiro y me
siento afortunada, mimada y feliz, más que siempre, como siempre.
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