Si cuatro citas me parecían algo único,
excepcional, extraordinario; algo casi rayando con lo ultra planetario, no
quiero ni pensar qué significa llegar a la quinta cita. QUINTA. La cosa es que
lo logramos, como los pronósticos señalaban. Yo iba con mis dudas pero eso a
estas alturas, no es novedad porque soy la princesa de las dudas. Antes de
salir llamé a un par de amigas a preguntarles que qué tal que ya no me gustara
o yo ya no a él. Que habían pasado más de diez días desde la última vez y ya me había
olvidado de su cara. Que todo estaba frio. Que todo iba a ir mal. La propia
loca desquiciada videosa. Todo va a ir más que bien, dijeron todas. Así que no
quedaba más que ir a averiguarlo. Y no pasó nada diferente de lo que pasa en
las citas: Uno cena. Se ríe. Habla. Vuelve se ríe. Come rico. Toma rico.
Comparte postre. Hace chistes. Se coquetea. Se cuenta lo que ha pasado y se
besa y esas cosas lindas pero sobre todo ricas. No pasó nada diferente aunque
para mí todo sea diferente. Y tenían razón mis amigas: todo fue más que bien.
La pasé delicioso, incluso, superando las veces anteriores. Y bueno, estoy
feliz de estar descubriendo y viviendo y sintiendo cosas que hace tres o cuatro
siglos no existían en mí. No sé si seguiremos a la sexta cita pero lo que sí sé
es que el muy cabrón me gusta. Me gusta de verdad.
6, 7ma, 8va, 9na.............Matrimonio..... hijos..... nietos.... Casita al lado del mar y un feliz retiro !!!
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