'Claudia, ¿me harías un viajecito?' me dijo la jefe de la
sección de viajes. Sin preguntar que a dónde, ni que cuándo, ni que por qué, respondí
que obvio, obvio. Resultó ser Portavenura, todo pago y además podía llevar un
acompañante. Jodida vida sabrosa la mía. Con una de mis chicas VIP de España,
que no es española, nos fuimos a sacar las niñas que llevamos dentro.
Y las sacamos aunque no es algo dificil. En Portaventura nuestras niñas interiores fueron absolutamente niñas y felices. Es un parque de diversiones, así que el plan más genial no pudo
haber sido. Y es que la decoración, los cartoons, Plaza Sésamo, El Pájaro Loco,
Betty Boop, los gritos, las caras felices de la gente, los niños comiendo
helados, fotos haciendo payasadas, gritos, Shambhala, la montaña rusa más grande - y deliciosa para mí, que me subí unas 6 veces-de Eurpoa, hacer filas con adrenalina, ver las fotos con caras terroríficas durante el
viaje en cualquier atracción, vacíos en el estomago, risas hasta llorar, y
todo, o sea todo fue una mezcla en la cual la experiencia fue un viaje a un
mundo mágico e irreal. Un planeta feliz e ideal. Un lugar en el que por el
momento no hay problemas, ni mañana, ni ayeres, solo la compañía más perfecta,
el lugar de los sueños, la experiencia más divertida, un fin de semana surreal
y lo de siempre; mi sabrosa y jodida vida.
toy celosa.
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